Caravaggio-San Jerónimo escribiendo

¿Qué es ser copywriter?

Podría darle una respuesta filosófica pero soy una amante del orden y aprecio profundamente a los profesionales que empiezan las casas por los cimientos. Así que empezaré con la definición, aunque al principio os parezca lo contrario.

Conozco, y tú también conoces, estoy segura, a personas que apabullan con sus demostraciones de sabiduría innata. Son ejemplares únicos, aunque están por todos lados. Viven entre nosotros y ostentan personalidades muy variadas. Podemos encontrar:

  • condescendientes que te hablan como si no tuvieras idea de nada,
  • atormentados por su necesidad de demostrar que ellos siempre lo saben,
  • pusilánimes que se defienden a base de hacer parecer más pusilánimes a los demás,
  • kamikazes que se lanzan al vacío porque no tienen miedo al peligro,
  • fanfarrones que enseñan sus músculos mentales ridiculizando a otros,
  • fanáticos de temáticas concretas que con absoluta sinceridad piensan que el resto de los terrícolas comparten al cien por cien su afición/obsesión…

Hay muchas más variables, pero con éstas tenemos para empezar. Si aún no has identificado el perfil, te daré una pista definitiva. Seguro que alguna vez, han respondido a tu pregunta con otra pregunta; convirtiéndose así en una respuesta prejuiciosa y malintencionada, casi un insulto.

PREGUNTA: Por favor, ¿podría decirme cómo se va a la Mezquita?

RESPUESTA: ¿Qué no sabes ir a la Mezquita?

 

PREGUNTA: ¿De qué va este libro?

RESPUESTA: ¿Cómo? ¿No te lo has leído?

 

PREGUNTA: ¿Quién es Jennifer Lawrence?

RESPUESTA: ¿Qué no conoces a Jennifer Lawrence?

Ahora sí, ¿verdad?

Bien, pues con estos perfiles pululando en todos los ámbitos, a veces se nos hace difícil afirmar realidades como “yo esto no nací sabiéndolo, también lo he aprendido”. Y nos pasa especialmente con los anglicismos, tecnicismos o palabras de nueva creación aplicados a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación.

¿Cómo? ¿Qué no sabes qué es un hashtag? ¿Ni un widget? ¿Qué no tienes Twitter? Pues entonces ni nombrar el inboud marketing. Eso sí, el que lo sabe, lo sabe desde pequeño. No puede haber otra razón para que lo utilicen una y otra vez como quien habla de colorear con ceras. Y el problema no es que lo usen en exceso, el problema es que lo usan siempre, hasta cuando saben que su interlocutor no les «coge la hebra».

Verdad que Facebook ha cumplido ya más de 10 años (y eso en edad internet podrían ser 100) y que Twitter no nació ayer. Verdad también que quienes emprendemos un negocio, sea del sector que sea, sabemos que tenemos que tener nuestra versión web. Pero eso no significa que tengamos que saber qué hace un o una copywriter.

Excepto yo, que lo sé desde pequeña. Ya cuando pedaleaba en mi triciclo soñaba con ser copywriter, solo que no sabía que se llamaba así, pero nunca lo reconoceré. Porque para estar inmerso en el mundo virtual hay que atestiguar la antigüedad de nuestros conocimientos. Mínimo, saberlo desde la niñez. Y sobre todo, usarlo aunque sepamos que no nos entienden.

Si lo digo, me arriesgo a que no me entiendan, y si no lo digo, me arriesgo a que piensen que no lo sé. Así que mejor será que no me entiendan; parece ser la filosofía en este campo.

Al final he acabado hablando de filosofía. Os debo una definición rápida: escribir los textos de tu página web para que tú vendas más; eso es el copywriting. Así que fíjate, tú también lo sabías desde la cuna, solo que probablemente lo llamabas como yo: escribir para emocionar.

 

 

 

Por si no naciste sabiendo qué es ser ‘copywriter’
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